Una de las versiones acerca de quién era y que hizo esta mujer sostiene que era hija de Don Pedro del Barco y María Rosa Gómez, tenía el cabello negro y los ojos azules y que pasó su infancia en la estancia "La Aurora", al pie de las sierras de Guasayán, criándose rodeada de belleza, sensibilidad y música.
La familia se traslada a una casona que tenía en la ciudad de Santiago del Estero para que Teresita recibiera la educación correspondiente. A medida que pasaba el tiempo se convertía en una hermosa mujer. Su padre, acosado por sus adversarios políticos, decide abandonar la ciudad y volver a la estancia.
En su pago natal, aprendió todo lo que se refiere a la vida de campo: los arrieros le enseñaron acerca de la fauna y la flora de la región y las virtudes de las plantas medicinales. Al llegar la edad de casarse sus padres deciden volver a Santiago a relacionarse con la sociedad. Viajan ellos primero y, al llegar encuentran que el cólera estaba asolando la ciudad, deben cumplir con la cuarentena obligatoria antes de salir de ella pero son víctimas de la peste.
El dolor y la tristeza hacen que Teresita no pueda vivir más en la estancia y se muda a un vallecito cercano a Santiago. Allí aparece el amor en su vida, un estanciero llamado Eumelio Ahumada. Pero llegan los carnavales y en un baile otro joven saca a bailar a Teresita. Después del baile circularon los comentarios, y el otro joven hostigaba constantemente a Eumelio, quien para defender su amor plantea un duelo en tres instancias: duelo de payadas, duelo de malambo y duelo criollo, a cuchillo. Pasadas las dos primeras instancias sin decidirse hacia uno u otro, en el enfrentamiento a cuchillo mueren los dos.
Al enterarse Teresita huyó, hasta que se instala en una choza cerca de La Banda, y comienza a ayudar a los necesitados. Preparaba tisanas y pociones curativas para los enfermos. Su fama de Santa y curandera se fue extendiendo. Un día desapareció. La leyenda dice que murió quemada.
Otra versión de la historia cuenta que era una joven inocente que erraba por los montes. Oraba a Dios, asistía a fiestas, velorios y bailes apareciendo y desapareciendo de improviso.
Un día de invierno, cuando el frío era estremecedor, Telesita, vio a lo lejos, en lo profundo del monte el resplandor de una fogata. Ella era muy inocente, por lo que se acercó al fuego para calentar su cuerpo, pero no midió las consecuencias. Se posó sobre un grueso tronco seco que estaba caído. Algunos árboles estaban quemándose y de repente una llamarada proveniente de un arbusto encendió su precario vestido. Pronto el fuego se apoderó de su cuerpo y se echó a correr, hasta que el fuego la consumió. La gente del pueblo se extraño porque esta muchacha amante del baile no concurrió esa noche a uno que se hacía. Al otro día la encontraron quemada y todos la lloraron.
Es la obra integral de la huérfana que deambulaba por los montes de Santiago del Estero, quizás mentalmente extraviada, o talvez dando esa imagen por vivir demasiado apegada a sus sueños. Su fantasía le invento un amor ideal, puro, sin duda inexistente. Y andaba todos los caminos en su búsqueda desesperada e inútil. No era invitada a las fiestas, pero elegía el mas remoto lugar hasta donde llegaba la música para bailar. Siempre sola. Siempre esquiva. Siempre triste.
Un día desapareció. Y nacieron las conjeturas en torno a su muerte. Una muerte horrible. En medio del fuego que le fue consumiendo hasta arrancarle el ultimo halito.Es entonces cuando nace la santa laica. Sin altares. Pero con fiestas. Las famosas telesiadas. A la que se convoca con el bombo legüero. Donde la gente se encuentra para bailar siete chacareras. Y beber una copa de bebida blanca entre cada una de ellas. La telesiada cumplimenta la promesa hecha a la Telesita. Para que ayude a encontrar una vaca perdida o un caballo que se escapo. Dura “hasta que no ardan las velas”. Y cuando las velas ya no arden, se quema la imagen de la Telesita, preparada con trapos o papeles de colores.
Fuente:http://my.opera.com/jorgemiana/blog/2009/10/21/historia-y-leyenda-de-la-telesita-2
Telesita, la manga mota,
como metida en la danza,
tus ropitas están rotas.
muy adentro de tu ser.
Por la costa del Salado
tus pasos van extraviados.
Ay, Telésfora Castillo,
tus ojos no tienen brillo.
No preguntes por tu amor,
Lo han perdido tras del monte
porque nunca lo hallarás.
o buscando el horizonte.
Un consuelo a tu dolor
en el baile buscarás.
Con un bombo sonador,
un violón sentimental
Por esos campos de Dios
y un cieguito al encordado,
te lleva tu corazón,
el baile va a comenzar.
sin saber que tu danzar
es tan sólo una ilusión.
Tu esperanza se perdió,
dele bailar y bailar;
Reza-baile del querer,
lleva tu pecho un dolor,
con su música llamó.
pero no sabe llorar.
Pies desnudos bajo el sol,
la Telesita llegó.
Pobre niña que un fogón
tu cuerpito calcinó,
Y así te verán bailando
y en la noche de los tiempos
loca en cada amanecer,
todo el pueblo te lloró.
como metida en la danza,
tus ropitas están rotas.
muy adentro de tu ser.
Por la costa del Salado
tus pasos van extraviados.
Ay, Telésfora Castillo,
tus ojos no tienen brillo.
Lo han perdido tras del monte
porque nunca lo hallarás.
o buscando el horizonte.
Un consuelo a tu dolor
en el baile buscarás.
Con un bombo sonador,
Por esos campos de Dios
y un cieguito al encordado,
te lleva tu corazón,
el baile va a comenzar.
sin saber que tu danzar
es tan sólo una ilusión.
Tu esperanza se perdió,
dele bailar y bailar;
Reza-baile del querer,
lleva tu pecho un dolor,
con su música llamó.
pero no sabe llorar.
la Telesita llegó.
Pobre niña que un fogón
tu cuerpito calcinó,
Y así te verán bailando
y en la noche de los tiempos
loca en cada amanecer,
todo el pueblo te lloró.
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